Como si cobraran vida matices de la novela 1984, de George Orwell, y su obsesiva presencia inquisidora del «Gran Hermano», Venezuela hoy está tapizada de propaganda oficialista.
El vouyerismo chavista, como un escrutador obsesivo, se materializa en los ojos del «Comandante Eterno», que han sido desplegados por todo el territorio.
Sin embargo la crisis económica, social, política y cultura (sin precedentes históricos) que asedia al país no ha podido ser disimulada bajo el inconmensurable tren propagandístico. En lugar de ello, como podrá apreciar el espectador, se ha vuelto el título de los fracasos gubernamentales en materia habitacional, sanitaria, educativa, cultural y económica.